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lunes, 20 de noviembre de 2017

Aprendizaje cooperativo en la clase de Religión

El aprendizaje cooperativo no es nuevo. Desde la década de los 90 del pasado siglo esta metodología se ha venido implementando en los centros de enseñanza. Así, muchos centros utilizan este modelo en todas sus etapas y otros, en cambio, siguen con el modelo tradicional. La propuesta que realicé para #InnovaReli17 se centra en aplicar aprendizaje cooperativo siendo el único profesor del equipo educativo en un grupo o nivel y algunas reflexiones personales sobre este modelo.



Mi experiencia con el aprendizaje cooperativo comienza a partir de tomar conciencia de que el modelo tradicional no ofrece buenos resultados. Por tanto, hay que buscar nuevos fórmulas que sean capaces de dinamizar el aula, motivar a los alumnos y dar mejores resultados, cualidades que tiene el aprendizaje cooperativo.

En la presentación realizada en #InnovaReli17 me centré en desarrollar algunos aspectos que sí podrían ser novedosos dentro de este modelo de enseñanza: ¿cómo desarrollar el aprendizaje cooperativo cuando eres el único del equipo educativo que lo hace?, ¿por qué el aprendizaje cooperativo es una herramienta maravillosa para la clase de religión? Y finalmente, sus ventajas e inconvenientes.

Hay dos máximas fundamentales para acercarnos a la primera cuestión: Desarrollar aprendizaje cooperativo siendo el único del equipo educativo. La primera es caer en la cuenta que si algo no funciona bien, algo tenemos que cambiar. Idea que propuse con la frase atribuida a Albert Einstein «si quieres resultados distintos,  no sigas haciendo lo mismo». El aprendizaje cooperativo en mi caso llega ante la necesidad de cambiar algo porque mi experiencia docente no era satisfactoria. Notaba poca motivación en los chicos, no había un  buen  clima de trabajo en el aula, incluso, un número de suspensos importantes para tratarse de religión. Por lo tanto algo habría que hacer. La segunda máxima fundamental para mi vida como docente es que «si quieres algo, buscas un camino, si no, buscas una excusa» Si compruebas que algo no va bien pero no quieres cambiarlo, porque estás contento en tu zona de confort, entonces no hay nada que hacer. Pero si quieres un cambio, una mejora, ese cambio ha de empezar por ti.



La segunda cuestión sobre el aprendizaje cooperativo y la clase de religión, lo ilustró con una imagen de una clase tradicional en la que los alumnos se relacionan con el estudiante que está al lado y que se pasa la mayor pase de la jornada mirando una pizarra y el cuello de los que están delante. El aprendizaje cooperativo hace que aprendamos con los demás. Mirando a los compañero, hablando con ellos, compartiendo, experimentando… ¿Existe alguna actividad que podamos aprender sin necesidad de personas? Es probable que si, cuando leo un manual o un libro. Pero ¿es igual de enriquecedor esa lectura que aprenderlo con alguien o porque alguien me lo cuenta?  Seguramente no. Si nos fijamos bien, las cosas más importantes de la vida las aprendemos con personas: caminar, hablar, relacionarnos, educación. El aprendizaje cooperativo toma esta idea. Aprendamos juntos. Estas son algunas de las virtudes del aprendizaje cooperativo.

Para cualquier aclaración, duda o sugerencia pueden escribir a profe.jesusmarrero@gmail.com o a través de los medios sociales en twitter o instagram: @jebeloal Y también seguir las publicaciones semanales del blog en el que explico técnicas y reflexiones en el aula en http://profejesus.org
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